La lucha de las mujeres contra la violencia de género desde las iglesias
En Guatemala, los sectores religiosos se han caracterizado por apoyar abiertamente movimientos en contra de los derechos de las mujeres y promover una cultura de silencio frente a la violencia machista. En su séptimo año consecutivo, la campaña “Oramos pero también denunciamos” apunta a transformar esta realidad promoviendo la justicia de género desde las iglesias.
Por Jasmin López
Las manifestaciones de la violencia contra las mujeres son diversas y cotidianas y en los ámbitos religiosos no están exentas de esta violencia. Guatemala es un terreno fértil para la fe cristiana, con un 45 % de población católica, y un 42 % que se identifica dentro de otras denominaciones cristianas, indica el Informe internacional sobre libertad religiosa en Guatemala, de 2023.
Las mujeres, cuyo trabajo es vital para el sostenimiento de las iglesias, con frecuencia encuentran silencio e indiferencia en estas instituciones, frente a las agresiones que viven.
“Dentro de las iglesias se pueden dar los mismos tipos de violencias que ocurre fuera de ellas”, dijo Pamela Liquez, coordinadora de la campaña Oramos pero también denunciamos.
“(Por ejemplo), las mujeres se encargan de ver que el templo esté limpio, ordenado, pero vemos también que las mujeres no son quienes toman la palabra ni tienen acceso al púlpito”, contó.
En las iglesias existen también otras prácticas comunes que promueven la violencia, y además carecen de protocolos de atención a las sobrevivientes.
“Ante las violencias que las mujeres sufren en sus familias, en las iglesias se les pide orar y soportar”, señaló Liquez. “Otra cuestión que creemos importante, para quienes son líderes de iglesias, es proteger los datos de las mujeres que están hablando. A veces se pueden exponer los nombres de ellas compartiéndolo, como un rumor y no como algo serio”, afirmó.
El Foro de Acción Conjunta de las Iglesias (ACT), integrado por evangélicos y protestantes, implementó desde 2018 la iniciativa Oramos pero también denunciamos, con el objetivo de sumarse a la lucha contra la violencia machista. Desde el nombre, la campaña es un llamado para dejar de normalizar las violencias y accionar en contra de ellas, indicó Pamela Liquez, coordinadora de la campaña.
La lucha contra la violencia de género es uno de los ejes prioritarios de la red protestante global ACT, explicó Liquez, entre otros relacionados con la defensa de los derechos humanos. La creación de contenidos informativos para prevenir e identificar las violencias y la difusión de historias de vida son algunas de las estrategias que Oramos pero también denunciamos proporciona no solo a las mujeres, sino también a los liderazgos religiosos.
Las iglesias deben ser un espacio seguro para las sobrevivientes, antes que para los abusadores, dijo Liquez. Algunas propuestas desde Oramos pero también denunciamos para hacer de las iglesias un lugar seguro para las sobrevivientes son hablar de la violencia y sensibilizar desde los espacios de autoridad, creerles a las víctimas y proteger los datos de quienes denuncian, aseguró Liquez.

Campaña en redes sociales de Oramos pero también denunciamos. Foto: IG Oramos y denunciamos
De enero a agosto de 2025, 266 mujeres fueron asesinadas, según el Observatorio de la Violencia de la asociación Diálogos. Y, hasta el 31 de octubre de 2025, de acuerdo a datos del Observatorio en Salud Sexual y Reproductiva (OSAR Guatemala) 47 mil 864 niñas y adolescentes dieron a luz en el país; 1 mil 803 son madres de 10 a 14 años, y 46 mil 061 entre 15 y 19 años, en su mayoría como consecuencia de violaciones.
El Observatorio de las Mujeres del Ministerio Público informa que los delitos que se cometen en mayor número en contra de las mujeres e infancias son los relacionados con violencia, maltrato, violencia sexual y muerte violenta, entre los que se encuentra el femicidio.
Oramos y denunciamos
La lucha contra la violencia de género es uno de los ejes prioritarios de la red protestante global ACT, explicó Liquez, entre otros relacionados con la defensa de los derechos humanos. La creación de contenidos informativos para prevenir e identificar las violencias y la difusión de historias de vida son algunas de las estrategias que Oramos pero también denunciamos proporciona no solo a las mujeres, sino también a los liderazgos religiosos.
“Dentro de las iglesias se pueden dar los mismos tipos de violencias que ocurre fuera de ellas”, dijo Liquez. “(Por ejemplo), las mujeres se encargan de ver que el templo esté limpio, ordenado, pero vemos también que las mujeres no son quienes toman la palabra ni tienen acceso al púlpito”, contó.
En las iglesias existen también otras prácticas comunes que promueven la violencia, y además carecen de protocolos de atención a las sobrevivientes.
“Ante las violencias que las mujeres sufren en sus familias, en las iglesias se les pide orar y soportar”, señaló Liquez. “Otra cuestión que creemos importante, para quienes son líderes de iglesias, es proteger los datos de las mujeres que están hablando. A veces se pueden exponer los nombres de ellas compartiéndolo, como un rumor y no como algo serio”, afirmó.
Algunas propuestas desde Oramos pero también denunciamos para hacer de las iglesias un lugar seguro para las sobrevivientes son hablar de la violencia y sensibilizar desde los espacios de autoridad, creerles a las víctimas y proteger los datos de quienes denuncian, aseguró Liquez.
Las iglesias deben ser un espacio seguro para las sobrevivientes, antes que para los abusadores, dijo Liquez.
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Campaña en redes sociales de Oramos pero también denunciamos. Foto: IG Oramos y denunciamos
Los derechos y la iglesia
Esta iniciativa se suma a otras que están transformando la dirección patriarcal y conservadora de los cristianismos. La organización feminista Católicas por el Derecho a Decidir, en México, y el Sector Interreligioso Centinelas por la Dignificación del Estado, en Guatemala, son algunas organizaciones que promueven la interpretación y aplicación de los principios cristianos con una perspectiva de derechos humanos.
Esto, sin embargo, no es posible sin oposición.
“La campaña (Oramos pero también denunciamos) ha recibido mucho odio también de parte de muchos sectores conservadores, porque viene a poner un tema sobre la mesa del cual no se quiere hablar en las comunidades, evangélicas y católicas”, comentó , del Centro Evangélico de los Estudios Pastorales en Centroamérica.
El cristianismo, indicó, no es un sector estandarizado, que pueda ser representado en su totalidad por los movimientos antiderechos. Los principios de la defensa de la vida y el amor al prójimo llaman a “cuidar la colectividad”, de la que forman parte las mujeres y las poblaciones vulnerables.
Aunque los movimientos progresistas -como la Teología de la Liberación- son más conocidas dentro de la iglesia católica, en las protestantes también hay espacio para ellos, dijo.
“Hay feminismos cristianos evangélicos que no se denominan exactamente evangélicos, sino que son mujeres evangélicas haciendo feminismo”, comentó.
En agosto de 2025, el teólogo Juan José Tamayo, en la conferencia “Cristianismo indignado”, organizado por Sector Interreligioso Centinelas por la Dignificación del Estado, explicó que el patriarcado fue un motivo de indignación para Jesús, según se relata en el evangelio de Juan. De acuerdo con el relato, Jesús defendió a una mujer, acusada de adulterio, de ser lapidada, lo cual indicó Tamayo, muestra que para Jesús los hombres no deberían repudiar a las mujeres. Según el teólogo, el comienzo de Jesús fue un grupo de mujeres libres y liberadas del patriarcado.
Estas interpretaciones de la cosmovisión cristiana, explicó, hechas desde una perspectiva de derechos humanos, invitan a la vida y no a las violencias, ni al odio.
Conoce más de la conferencia del teólogo Juan José Tamayo en el siguiente link:
https://rudagt.org/temas/un-cristianismo-indignado-para-fortalecer-la-democracia/