El hecho de haber vivido algo, sea lo que sea, otorga el derecho imprescriptible de escribir sobre ello. No existe una verdad inferior y si no cuento esta experiencia hasta el final, puedo contribuir a oscurecer la realidad de las mujeres y me pondré del lado de la dominación masculina del mundo.
Cambios, son esos los que llegan con nuestra primera menstruación, llamada menarquía en términos médicos. Es en ese momento cuando la sociedad comienza a imponerse más sobre nosotras, cuando nos dice que debemos cuidarnos “más que nunca” y, sobre todo, conservar nuestra “virginidad” que es lo más preciado porque es lo que buscarán los hombres.
Era un concierto público organizado por una institución pública en el cantón de Pococí, Limón, Costa Rica, en septiembre del 2022. En la tarima principal antes de presentar al siguiente grupo musical, la presentadora comenta al micrófono que una niña ha desaparecido y su madre la está buscando. Menciona las características de la niña y el último dato que menciona es: ella tiene 14 años. En ese momento, se escucharon risas por parte del público, así como comentarios como “seguro anda con el novio”, “se escapó”, “no es una niña”. Incluso la presentadora se ríe también a través del micrófono.
Vivimos en un mundo de refugiadas. Las personas se están movilizando a ritmos increíbles, ya sea por razones políticas, desastres naturales o guerras. Según la última estadística de la Organización de Naciones Unidas (ONU), hay alrededor de 108.4 millones de personas desplazadas forzosamente a nivel global y de este gran número el 50% son mujeres. Cuando migran, ellas sufren distintos tipos de violencia y riesgos a los cuales los hombres no se enfrentan. Datos de la ONU revelan realidades horríficas sobre las condiciones a las que se enfrentan las mujeres refugiadas o desplazadas como, por ejemplo, el hecho de que 1 de cada 5 de ellas son víctimas de violencia sexual.
Esta es una historia digna de contarse, una historia que tiene banda sonora.
Nuestra historia nos hace recordar que somos parte de un sistema democrático, pero entre el caos político que hemos atravesado las últimas semanas, no podemos evitar preguntarnos: ¿existe la democracia en Guatemala? La Constitución reafirma y responde esta pregunta, pero más allá de un papel, ¿es realmente respetada la voz de las guatemaltecas?
El 6 de julio inició la Feria del Libro en Guatemala (Filgua), un lugar de encuentro para escritoras, escritores y amantes de la literatura. En el stand 117 se encuentra LibreFem, una librería feminista que busca visibilizar a las escritoras, facilitar el acceso a textos feministas y ser un lugar de encuentro intergeneracional de feministas. Tuve la oportunidad y el gusto de hablar con Patricia Castillo, fundadora, quien amplió mi visión de lo que es LibreFem.
El concepto madre se ha modernizado en las últimas décadas. Mientras que antes se veía a la maternidad como el propósito principal de las vidas de las mujeres y como un impedimento para que exploraran otros aspectos de ellas mismas, ahora se ve como simplemente una faceta de sus vidas.
Las personas no nacemos naturalmente con conceptos de moralidad claros, ni de etiqueta, ni de lengua, entre otros. Más bien, eso es producto directo de nuestra socialización. Esto significa que nuestro entorno es responsable, en gran medida, de las personas en las que nos convertimos.
“Si votar sirviera para cambiar algo,
Las democracias se basan en la capacidad del público en general para elegir a los funcionarios que respondan mejor a sus intereses. Pero en el caso de Guatemala ¿qué sucede cuando un gran segmento de los votantes sabe muy poco sobre los debates políticos actuales o sobre el funcionamiento básico del gobierno guatemalteco?
Es necesario revertir el hechizo.
Tras 287 días de resistencia, elPeriódico anunció que detendrían su edición diaria luego de haber sufrido golpes contundentes. Uno de los más grandes, es definitivamente, la captura de su fundador Jose Rubén Zamora. En su comunicado, elPeriódico relata cómo varios miembros de su equipo han sido perseguidos y hostigados, lo cual dificultó mantenerse en operación.
La cultura de la violencia sexual es un entorno en el que prevalece, se normaliza y excusa la agresión sexual contra las mujeres, especialmente en los medios de comunicación y en la cultura popular. La violencia sexual ocurre desde los piropos que recibimos en las calles, las insinuaciones no deseadas en la oficina, hasta la violación a nuestros cuerpos y nuestros derechos. En una sociedad que perpetúa una cultura de la violación, las mujeres son vistas como objetos valorados solo por su atractivo sexual. De hecho, es tan generalizado que no es una mentalidad que solo tienen los hombres, sino también las mujeres.
Este 22 de marzo, mujeres mayas que luchan por la salud, la memoria y el bienestar de la Península de Yucatán se reunieron para conversar en el marco de las actividades del Encuentro de Conocimientos Indígenas y Tradicionales de la iniciativa Imaginando Futuros y Cultiva Alternativas de Regeneración en Sotuta, Yucatán. Ante la presencia de 30 personas de distintos países como Tanzania, Kenia, Colombia, Perú, Canadá, Estados Unidos, Australia y varias partes de México, explicaron cómo desde sus propios territorios se articulan para hacerle frente al despojo que provoca la crisis de salud y medioambiente que se vive en la Península.