El aborto terapéutico no debe ser un debate moral

En la actualidad el aborto no está totalmente penalizado en Guatemala, se permite en el caso de ser un aborto terapéutico. A pesar que existe la posibilidad de acceder a este, todavía se tiene mucha incertidumbre al momento de practicarlo, incluso de proponerlo, como una opción ante alguna emergencia obstétrica, por los mitos y la discusión moral conservadora que existe en el país a su alrededor. 

 

Por Jimena Porres

 

En el Código Penal de Guatemala, de acuerdo al Artículo 137, el aborto terapéutico se define como aquel que es “practicado por un médico, con el consentimiento de la mujer, previo diagnóstico favorable de por lo menos otro médico, si se realizó sin la intención de procurar directamente la muerte del producto de la concepción y con el solo fin de evitar un peligro, debidamente establecido para la vida de la madre, después de agotados todos los medios científicos y técnicos”. 

 

El artículo tiene diversas barreras, una de ellas es lo que se entiende por “vida de la madre”, ya que se limita a velar únicamente por la vida física de la persona gestante y no toma en cuenta el efecto que el embarazo pueda tener en el plan de vida de la persona gestante. Otra barrera se refleja en que la situación de peligro de la madre debe ser extrema a los ojos del personal de salud que tome la decisión, este peligro no se toma en cuenta por ejemplo, la poca o nula preparación física que tienen los cuerpos de las niñas que son forzadas a llevar embarazos y luego a parir. 

 

Por último, al solicitar tener un consenso de “por lo menos otro médico” es de difícil acceso si se toma en cuenta que el sistema de salud tiene escasa cobertura en hospitales o centros de salud. Además, por cuestiones morales, es difícil que el personal médico ratifique el aborto terapéutico por cuestiones personales.

 

Por otro lado, a pesar de que este tipo de aborto está despenalizado, el personal de salud niega practicar abortos terapéuticos por miedo a represalias legales. Estas represalias legales pueden ser desde demandas por parte de las madres o sus familias, hasta ser denunciados por parte de sus colegas. 

 

Para Ximena Aguilar, de Incide Joven, la penalización legal del aborto es una forma de crear también una penalización social, se castiga a las personas gestantes que optan por el aborto terapéutico para salvar su vida y se les tacha de egoístas con falta de valores. Estos juicios son totalmente falsos, pero crean una herramienta que es utilizada por el Estado para controlar los cuerpos de las personas con capacidad de gestar en este país. “En general una cultura machista y patriarcal que ve a las mujeres y a las niñas como máquinas de reproducción”, comentó.

 

Un tema de salud

 

Un embarazo, a pesar de ser un proceso natural, puede resultar en distintas complicaciones, el feto no se forma bien o se producen alteraciones al adherirse al útero, dando lugar a un embarazo ectópico. También puede formarse un embarazo molar, en el cual las células se multiplican de manera anormal desarrollando un tumor benigno en el útero y se considera un embarazo no viable ya que, incluso si hay un embrión, este no podrá sobrevivir. En estos casos el personal médico necesita extraer el feto porque pone en riesgo la vida de la madre y puede provocar cáncer o ruptura de órganos sanos en la madre.

 

“Es un tema de urgencias. Si yo encuentro a una mujer con un embarazo ectópico necesito tener la autorización para interrumpirlo sin preguntarle a todo el mundo”, comenta la médica Patricia Cortés. 

 

La médica añade que “si dejamos que se desarrolle no va a nacer un bebé, va a morir una mujer”. Algo que es un hecho es que, los embarazos que requieren de un aborto terapéutico son embarazos que no van a progresar, puede existir un latido, pero ese latido no es sinónimo de vida ni de salud.

 

Otro caso en los que también es viable el aborto terapéutico son aquellos embarazos donde la vida de la madre está en riesgo, pero este riesgo no está relacionado directamente con el embarazo. Una mujer que padece de cáncer no puede recibir sus respectivos tratamientos mientras esté embarazada porque se puede dañar al feto, entonces se enfrenta con la posibilidad de esperar 9 meses sin recibir tratamiento para que el embarazo termine, pero mientras tanto el cáncer se expandió durante ese tiempo volviéndose más agresivo y con menos posibilidades de un tratamiento efectivo. Eso mismo se puede aplicar a pacientes cardiópatas, epilépticas, enfermas renales y con otras enfermedades que necesitan tratamientos y medicinas fuertes. 

 

Un escenario que todavía no se ha utilizado, pero que sí está legislado, es el caso donde la mujer se psicotiza a causa de una violación, esto le puede provocar una depresión profunda o una disociación cerebral a causa del trauma y el embarazo. Aquí se corre un riesgo psicológico grande para la vida de la madre y puede permitirse la interrupción del embarazo. 

 

Los riesgos del discurso moralista conservador

 

La principal complicación al momento de acceder a un aborto terapéutico es el discurso “provida” que intimida a personas con capacidad de gestar y al personal médico de realizar este procedimiento médico. 

 

“La gente tiene la idea de que las mujeres que abortan son grandes monstruos que se arrancan el feto con la mano con una risa malvada o se les ve como mujeres libertinas. Pero no es eso, realmente cualquier mujer que se ve en la necesidad de abortar, sea terapéutico o no, tiene un dilema enorme, no es una cuestión sencilla”, comentó Patricia, ya que el procedimiento, como cualquier otro, es difícil para el cuerpo.

 

Además, este discurso conservador no toma en cuenta a las mujeres con pocas o nulas probabilidades de costearse un embarazo difícil. Las visitas médicas, los encamamientos, las medicinas, el transporte es una discusión económica desigual para las mujeres y sus familias. 

 

La penalización del aborto refuerza el discurso sobre el tipo de moralidad que se debe tener en el país, cuando en términos objetivos esa penalización incide en las muertes maternas, las torturas por embarazos obligados, la orfandad de las hijas e hijos que quedan sin madre, y se refuerza el control en los cuerpos de las mujeres.

 

Jimena Porres

Comunicadora, aspirante a periodista y feminista en constante formación. Amante del cine, la música y la literatura. Partidaria del arte que nos hace detenernos, sentir y repensar.

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