Todos los días son de las trabajadoras

Fotografía original: Daniela orbe

Salimos de la cuna para ser moldeados por un sistema que corrompe la esencia del ser, para poder convertirnos en sus manos trabajadoras. 

Nos pagan miserias que no alcanzan para algo digno y si tenemos suerte nos pagan un salario básico, para sobrevivir apretados de presupuesto. Nos contratan de manera informal pero si llegamos a la formalidad violentan el contrato firmado, y si nos quejamos nos amenazan con echarnos. Trabajamos más de ocho horas diarias donde el abuso físico y mental está presente en cada minuto. Sí, violentan nuestros derechos. Convierten los derechos en privilegios.

Pocos se llenan los bolsillos con sudor ajeno mientras muchas son las que sudan por miserias. Dejamos nuestro país y hogares para poder encontrar nuevas oportunidades, también se queda nuestro corazón partido con nuestros seres queridos. Nos marchamos por la falta de trabajo, pero añoramos volver a lo conocido y esos abrazos de cariño de los nuestros.

Y como mujeres aún vivimos con el miedo de ser acosadas en nuestros puestos de trabajo, no tener una paga equitativa, el temor de ser echadas por nuestra propia decisión de maternidad, de vivir diariamente en un ambiente laboral patriarcal y llegar a ser violentadas por el mismo. 

Presenciamos homofobia, racismo, violencia y cuando alzamos nuestra voz tratan de silenciarnos con la corrupción de sus actos como poder.

La brecha social sigue creciendo, donde uno gana y muchos pierden. Una brecha social donde la discriminación está más que presente y vulnera la integridad de cada uno de nosotros. Vivimos con el alma en la boca y los sentimientos como laberintos en nuestra mente, porque la inestabilidad laboral y económica no solo afecta a nuestro bolsillo sino a nuestra integridad social, psicológica y biológica..

Por eso salimos a luchar, a levantar nuestra voz, cada 1 de mayo y los días que sean necesarios hasta que la dignidad se haga costumbre, hasta que nuestros derechos dejen de ser violentados. Porque somos más que trabajadoras, somos seres humanas y debemos ser tratadas como tal.

Danierla Orbe

Me llamo Daniela Orbe y me llaman DANS. Nací el 8 de julio del 2002 en la ciudad de Cuenca, Ecuador. Desde corta edad siempre fui fiel amante de la literatura y el arte en general, en 2020 publiqué mi primer poemario “Mientras te esperaba”. Hoy continuo escribiendo y amando cada vez más el mundo de la literatura.

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